miércoles, mayo 31, 2006

Una fábula

Para sorpresa de mí mismo, algunas fábulas me gustan. ¿Cómo pueden gustarme unos relatos concebidos para ilustrar una enseñanza pragmática y ramplona y en los que los personajes son animales que hablan?... Sin embargo, algunas me gustan.
Cuento una de las que me gustan. La leí en el Libro del Buen Amor, aunque supongo que estará recogida en mil sitios.
*
Un burro hacía todo el trabajo duro de la casa y a cambio recibía su ración de cebada y algún palo que otro si no era suficientemente diligente. El perrito de la dueña, sin embargo, no hacía nada, o casi nada. Saltaba encima de su falda, se acurrucaba en su regazo, rozaba con el morro sus mejillas... A cambio recibía abrazos, achuchones, dormía en blandos cojines y comía todo tipo de golosinas. El burro pensó que la vida del perrito era preferible y saltó sobre su dueña, le puso los cascos sobre los hombros y acercó el belfo a sus labios de fresa. La niña gritó despavorida y los criados, rápidamente, atraparon al burro y lo mataron a palos.
*
Quizá me guste porque no sé cuál es la moraleja.

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viernes, mayo 26, 2006

Retratos (2)

Era como un gorila joven. En mitad de la clase se levantaba, tiraba lejos los libros, los lápices y el pupitre; enseñaba los dientes y atronaba la clase con sus rugidos y los golpes que se daba en el pecho. Las hembras y los machos más débiles se apartaban y se escondían bajo las mesas. Y yo, que tengo la espalda blanca y los dientes desgastados, tenía que rugir y golpearme también, hasta que él, contento ya con las miradas de algunas hembras, se sentaba satisfecho.

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martes, mayo 23, 2006

Retratos (1)

Tenía la cabeza algo desordenada. En el laberinto sin salida que eran sus exámenes, y a pesar de la claridad y hermosura de su enorme letra, nos perdíamos todos sus profesores. Me gustaba ver los finos rasgos de su rostro concentrados en el papel, los ojos medio entornados y entrabierta la boca, en la que la lengua acompañaba el movimiento de sus manos, que dibujaban un bello e indescifrable jeroglífico.

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sábado, mayo 20, 2006

La luz y los ojos

Si no existen los ojos, ¿puede existir la luz?
*
La luz es la forma que tienen algunos animales, que tienen ojos, de percibir algo que nunca entendí lo que era (¿una onda?, ¿corpúsculos?...). Si no existieran esos animales, no existiría tal forma de percibir eso y, por tanto, no existiría la luz.

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jueves, mayo 18, 2006

Un bello vampiro

La enfermera era la diosa Venus.
Sin embargo, se dirigió a mí toda azarada y farfulló unas palabras incoherentes. (Creo que pretendían ser un comentario ligero para tranquilizarme, pero era evidente que era la primera vez y lo que le salió fue un entrecortado y apenas audible poema dadaísta.)
Pinchó una, dos, tres veces, cuatro... me hizo cerrar la mano, abrirla..., pero de mi brazo no salía ni una gota de sangre. La suya, por el contrario, acudió toda a su rostro que se cubrió de un rubor que elevó su belleza hasta límites inimaginables. Yo, arteramente, la miraba tratando de aparentar preocupación, aunque en mi fuero interno pensaba que podía cortarme el brazo y trocearlo a cambio de ser tan guapa, estar tan avergonzada y darme la oportunidad de contemplarlo.
Atraída por sus miradas de angustia y desamparo llegó otra enfermera más experimentada y, siguiendo sus instrucciones, mi bello vampiro encontró una vena y durante unos interminables (para ella) segundos, casi gota a gota, fue saliendo sangre apenas suficiente para llenar la ampolla. Terminó y se despidió con una sonrisa que era una modesta petición de disculpas.
Al día siguiente, mi brazo parecía el de un yonqui, pero, ¿a quién le importaba?

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martes, mayo 16, 2006

La juventud rebelde

La juventud es la edad de la rebeldía. Eso lo sabe todo el mundo. Los mismos jóvenes lo saben. Se lo dicen a todas horas y en todos los sitios. Hasta sus maestros se lo enseñan en la escuela: sed rebeldes. Y los jóvenes se rebelan.

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lunes, mayo 15, 2006

La hermosa juventud

"Ser joven y de derechas es como llevar una pamela con lazos de colores."
Eso me decía Alexandrós; y no dejó de pesarme la observación.
*
Pensé que haber tenido un joven corazón revolucionario, sin embargo, debía dejar un aura de belleza (sobre todo si uno no ha llegado a Ministro o a Director General). Miré atentamente a Aglos y a Alexandrós que charlaban y bebían conmigo y percibí una tenue luminosidad alrededor de sus blancos cabellos.
La guapa camarera que nos servía coqueteaba con ellos sin disimulo.

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jueves, mayo 11, 2006

Reducción al absurdo (2)

Pongamos un ejemplo más ambicioso.
Pensemos en el universo actual tal y como lo conocemos (o como lo desconocemos) salvo en un aspecto: que en ninguno de sus rincones hubieran surgido los animales.
Durante miles de millones de años entre su nacimiento en una gran explosión y su muerte (por ejemplo una muerte térmica donde toda la energía estuviera perdida y dispersa), maravillas: infiernos ardientes que acaban en una gran explosión roja o en un abismo de oscuridad...; mundos con dos soles en el cielo, que alternan sus luces y a veces las mezclan, y donde la luz y la oscuridad tienen ritmos más complejos que la simple sucesión de días y noches; planetas con varias lunas y noches luminosas, pero de una luz fría y espectral; otros, con un cielo siempre estrellado porque el sol brilla tan lejano, que se confunde con las estrellas; algunos con una vida vegetal que los cubre embelleciéndolos, pero que no sabe que existe; erupciones volcánicas, tormentas, lluvia, suaves brisas, mares, playas, piedras...
Y todo regido por hermosas y sencillas leyes.
*
Y en todos esos miles de millones de años no habría habido ojos que vieran esas maravillas, ni oidos que las escucharan, ni pieles que sintieran el tacto de las cosas...
Y no habría habido, tampoco, inteligencias que las comprendieran.

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miércoles, mayo 10, 2006

Reducción al absurdo

Imaginemos un suceso que nada ni nadie perciba y cuyas consecuencias tampoco sean percibidas por nada ni nadie.
Un volcán, por ejemplo, en un planeta sin vida, que explote arrojando millones de toneladas de cenizas capaces de oscurecer la luz de los dos soles que brillan en su cielo, y que ilumine débilmente con su ardiente lava la oscuridad que el mismo ha creado.
Durante millones de años queda una enorme montaña rota recordando (a nadie) la explosión. Lluvias y vientos la van desgastando, hasta que uno de los soles de su sistema solar estalla haciendo desaparecer todo el sistema y con él todo resto de volcán.
Ese volcán y su historia, ¿habrían existido?

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lunes, mayo 08, 2006

Una infidelidad

A veces no vemos lo que tenemos delante de los ojos. Pero cuando una realidad velada durante años se nos desvela, es imposible ponerle otra vez el velo.
Con la edad, mi mujer y su hermana han llegado a parecerse. Ahora las dos son rubias con mechas y canas, las dos conservan una figura juvenil que las iguala y a las dos las ha mejorado el tiempo (sobre todo a mi cuñada, que era la menos guapa).
El otro día cocinaban algo una al lado de la otra. Mi cuñada llevaba ropa de mi mujer (un polo crema y unas ajustadas mallas negras que he visto en su cuerpo infinidad de veces) y el pelo recogido en una coleta como suele hacer ella.
Me acerqué a decirles algo y le di un azote a la que creí mi mujer... e inmediatamente noté que me había equivocado. Aquella nalga no tenía la consistencia habitual: no era tan dura y firme, pero tenía una morbidez delicada que se adaptó relajada a la forma de mi mano.
Estallaron las carcajadas, pero mi cuñada reía divertida, con una risa limpiamente alegre, y mi risa mostraba bien a las claras mi azoramiento y confusión. Mi mujer también reía, aunque no sé si se dio cuenta de todos los detalles.
Desde entonces (y de esto ya hace tres días) la confusión no me ha abandonado. El cuerpo de mi cuñada ha cobrado una realidad y una presencia que antes no tenía y no puedo tratarla sin pensar en ese culo cuyo tacto y peso ya conozco.

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viernes, mayo 05, 2006

El deseo de ser un héroe

El deseo de ser Amadís de Gaula o Palmerín de Inglaterra convierte a Alonso Quijano en don Quijote, que sale a los caminos a buscar agravios y sinrazones que deshacer y gigantes contra los que luchar.
Prestad atención al orden de los acontecimientos: primero, el deseo de ser Amadís; después, (y para justificar esa personalidad heroica) la búsqueda de agravios, sinrazones y gigantes.
El problema de don Quijote (y de los que sufren sus arremetidas) es que ese deseo le obliga a cambiar la realidad: como quiere luchar contra fieros enemigos, convierte a sencillos molinos de viento en terribles gigantes.
Esta transformación de la realidad hace que el valor y el esfuerzo de don Quijote se malogren y don Quijote causa más males que bienes.
*
A pesar de todo lo anterior, hasta los gigantes admiramos el valor y el esfuerzo de don Quijote.

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jueves, mayo 04, 2006

Presentación

Soy Malambruno...(iba a decir el gigante Malambruno, pero en realidad no estoy muy seguro de si soy un gigante o un molino).

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