martes, septiembre 19, 2006

Otra lista

Sor María Auxiliadora
Don Leoncio
Don Perfecto
Don Olegario
Don Moisés

Esta lista es, en cierta medida, un complemento de la anterior. También son mis maestros (quizá en mayor medida de lo que pienso) y también les estoy agradecido. Me encantan sus nombres. ¿Se deberían a un determinado origen de los maestros en la España de la postguerra? Los de cuando fui un poco más mayor también son estupendos: don Aniceto, don Nemesio, don León, don Eusebio, don Abundio...

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domingo, septiembre 17, 2006

Una lista

“... quien se detiene maravillado, trémulo de ternura y gratitud, ante cualquier lugar de la obra de esos felices...”
(J. L. Borges)

Un post de Francisco Ortiz me trajo a la memoria mis lecturas de Dostoievski. Fue el primer autor que me impresionó de verdad. Tenía dieciséis años cuando cayó en mis manos El idiota y lo leí de un tirón, un fin de semana encerrado en mi habitación, sin salir casi para nada. Después busqué con avidez cualquier cosa suya o que hablara de él y devoré todo lo que pude. Recuerdo la insatisfacción de las escasas líneas que le dedicaban en la Historia de la Literatura Universal que había en mi casa (era mala) y la búsqueda por todos lados de Los hermanos Karamazov (entonces no se encontraba). Luego la fiebre pasó (sustituida por otra fiebre) y, cuando mucho tiempo después encontré Los hermanos Karamazov, lo compré, pero todavía no lo he leído.

La impresión que me produjo Dostoievski se ha repetido (aunque cada vez de una manera peculiar) con otros autores. La lista ordenada (por orden cronológico de lectura) de estos es una especie de autobiografía intelectual. Después del descubrimiento de cada uno de ellos, el mundo se transformo para mí en un lugar más complejo y hermoso y mi deuda de gratitud con cada uno de ellos es impagable. La doy a continuación (con ánimo de confrontación con las lecturas de otros).

Dostoievski
Nietzsche
Kafka
Borges
Galdós
Kundera
Cervantes

Mi relación con cada uno de ellos ha sido distinta (un amor no se parece a otro amor). Dostoievski y Nietzsche son amores de juventud; a lo mejor hace veinte años que no los releo. A Kafka vuelvo periódicamente durante breves e intensos períodos. Borges y Kundera me acompañan desde que los conocí. Galdós y Cervantes son regalos de mi profesión.

El azar ha determinado esta lista. ¿Por qué, por ejemplo, Flaubert y Tolstói (dos autores que me encantan) no me impresionaron tanto como Dostoievski? Probablemente porque a este último lo leí en un momento especialmente propicio.

Tengo la esperanza de que la lista no esté cerrada, pero los años pasan y mi mente ya no está tan abierta.

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jueves, septiembre 14, 2006

Dos microcuentos eróticos

I.

Recuerdo las broncas que le echabas a nuestra hija mayor: era una imprudente incapaz de mantener la cabeza en su sitio; tú, sin embargo, siempre habías sabido comportarte, nunca habías sido tan estúpida y tan puta. (Le censurabas más su falta de inteligencia, que su moralidad).

Y ahora te traen esos dos alumnos tuyos, semiinconsciente y desnuda de cintura para abajo, un hilo de baba por tu barbilla y la blancura de tu hermoso culo brillando sobre el fondo oscuro de sus abrigos.


II.

Estás llorando, sentada encima de mis rodillas y abrazándome temblorosa. Desnuda.

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