Retratos (1)
Tenía la cabeza algo desordenada. En el laberinto sin salida que eran sus exámenes, y a pesar de la claridad y hermosura de su enorme letra, nos perdíamos todos sus profesores. Me gustaba ver los finos rasgos de su rostro concentrados en el papel, los ojos medio entornados y entrabierta la boca, en la que la lengua acompañaba el movimiento de sus manos, que dibujaban un bello e indescifrable jeroglífico.
Etiquetas: literatura
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